viernes, 13 de marzo de 2015

Detective Sergio Herrero



Cuelgo el teléfono aún medio dormido pero mi cerebro ya está trabajando y pensando los primeros pasos que debo de dar para resolver un caso que podría ser el más importante de mi carrera como detective.
Todas las reliquias de Santa Teresa de Jesús han sido robadas y únicamente faltaría comprobar si también lo fueron los restos del cuerpo que hay en el sepulcro de la Santa en Alba de Tormes y del que se necesitan nueve llaves para su apertura.
Mis primeras gestiones son comprobar el interior del sepulcro y para ello he de lograr que todos los propietarios de las llaves accedan a su apertura.
Me doy una ducha rápida y trato de desayunar algo, pero mi cabeza ya está pensando en mi viaje a Roma, necesito entrevistar al Superior General de la Orden General de los Carmelitas descalzos, Padre Saverio Cannistrá del Sagrado Corazón y también al Director de los Museos Vaticanos, Antonio Paolucci.
Tras muchas trabas burocráticas logro entrevistarme con el Padre Saverio y el mismo como yo ya sabía, siempre ha querido que el cuerpo de la Santa no se halle desmembrado por todo el mundo, pero me asegura no tener ninguna relación con los hechos y para demostrar su buena fe y colaboración me entrega las tres llaves que obran  en su poder del sepulcro.
De mi entrevista con el director de los Museos Vaticanos, Sr. Paolucci, de donde fueron robadas dos de las reliquias, saco la conclusión que la persona que está detrás de todo es poderosísima ya que es casi imposible robar nada de dichos museos ya que sus medidas de seguridad son altamente  sofisticadas, además de las constante vigilancia de la Guardia Suiza.
Durante mi estancia en el Vaticano, conozco a Monseñor Narciso, encargado de la organización de la próxima visita del Santo Padre a Ávila y Alba De Tormes y me impresiona ver a una persona continuamente pendiente de su teléfono, dando continuas instrucciones a hombres, que por mi profesión deduje rápidamente que eran de los servicios secretos. Traté de hacerle alguna pregunta relacionada con el caso, pero su mirada de desconfianza y sus evasivas me dieron a  entender que no obtendría nada de aquel hombre, era evidente que ocultaba algo, algo muy importante.
Tras recabar información sobre los robos del resto de reliquias en todo el mundo y comprobar que en ninguno de los casos se violentaron los accesos a los lugares donde estos se hallaban, me reafirmo en el hecho de que la persona que está detrás de todo es muy poderosa y dispone de personas y recursos ilimitados.
A mi regreso a España viajo a Ávila y Alba de Tormes, me entrevisto con las Prioras de los conventos pudiendo ver a tres religiosas totalmente abatidas por el robo de sus reliquias e incapaces de  haber organizado y coordinado los robos de todas las demás reliquias.
A las tres les pregunto si se percataron de la presencia de personas que les resultaran extrañas en los días previos a la falta de las reliquias y todas coinciden en referir la presencia de unos jóvenes de acento italiano que estaban muy interesados en ver las reliquias.
La Priora del Convento de Alba de Tormes se muestra dispuesta a aportar sus tres llaves para la apertura del sepulcro.
Antes de viajar a Sevilla para entrevistar al Duque de Alba, me alojo en el Hotel  Cuatro Postes con la intención de conocer más de cerca la secta que al parecer lo usa de sede central, pero lo único que descubro es que sirven unos chuletones de Ávila regados con vino de la tierra, Toros de Guisando, que me reconfortan el cuerpo y el alma.
Llego a Sevilla y el Duque de Alba, D. Carlos, tras el fallecimiento de su madre, Dña. Cayetana, me recibe y también se muestra colaborador  para tratar de esclarecer los hechos y manifiesta su disponibilidad a facilitar las llaves que poseen del sepulcro.
Abandono Sevilla con la confirmación de un dato que es coincidente en todos los poseedores de las llaves y es que sobre las mismas ninguno tenía  medidas de seguridad y únicamente comprobaron que estaban en los lugares donde las guardaban cuando tuvieron noticias de los robos de las reliquias, por lo que es muy fácil que alguien hubiera tenido acceso a las llaves y luego las hubiera puesto de nuevo en su lugar.
Llega el momento de volver a Salamanca y más concretamente a Alba de Tormes y abrir el sepulcro de Santa Teresa de Jesús para comprobar si también los últimos restos de la Santa habían sido robados.
Son las once de la mañana de un día frio en la Iglesia de la Anunciación de  Alba de Tormes y allí estamos, La Priora, un representante del Duque de Alba y yo mismo,  todos con las llaves del sepulcro.
Introducimos las llaves, y las giramos, levanto la tapa con la ayuda del representante de la Casa de Alba y se oye un golpe seco contra el suelo…, la Priora se acaba de desmayar.
En el sepulcro está el cuerpo completo de la Santa, reconstruido con todas las reliquias que estaban desaparecidas.
Para mí no fue tanta sorpresa, pues todo el despliegue de medios y personas para llevar a cabo una operación tan difícil y complicada necesitaba una organización y una sincronización que solo podría tener un último responsable y la respuesta la da la siguiente pregunta:
¿Quién desearía oficiar la eucaristía en una iglesia en cuyo altar mayor estuviera el cuerpo completo de Santa Teresa de Jesús?, evidentemente su Santidad el PAPA FRANCISCO.
                                                   SERGIO HERRERO GALLEGO

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